Heraldo de Soria
La reina de los páramos sorianos
Paco Alcántara/Ical
La Alondra Dupont es el ave más misteriosa de las estepas ibéricas y hasta hace pocos años más conocida por los pastores que por la ciencia. Apenas visible, solo se la distingue por su canto característico, huye de la presencia humana y su población se ha concentrado en espacios con vegetación natural y únicamente habita en zonas llanas y con pendientes poco acusadas. No es extraño, por tanto, que ocupe un lugar destacado en el Libro de las Aves en Peligro de España, donde cuantifican que la población apenas supera las 6.500 parejas en la Península Ibérica. De ellas, la mitad se distribuye por los páramos de los Altos de Barahona, una pequeña comarca al sur de la provincia de Soria a más de mil metros de altitud y casi despoblada.
Los responsables del último censo sobre la presencia de este pájaro en Castilla y León realizado hace cuatro años por la Junta comprobaron que “su población ocupa dos espacios bien diferenciados y separados entre sí. El primero y más importante en la provincia de Soria y el segundo en varias localidades del oeste zamorano”. En este trabajo también se constata que los primeros estudios que se realizaron pudieron sobrevalorar el número de ejemplares, ya que, con los nuevos métodos, la población estimada se reduce al 20 por ciento. La Sociedad Española de Ornitología (SEO) apunta este progresivo descenso de ejemplares a que “esta especie, catalogada en peligro de extinción, está amenazada por el cambio de los usos del suelo en las zonas de vegetación esteparia donde habita, particularmente la roturación para cultivos de regadío, la reforestación y la construcción de infraestructuras como parques eólicos o carreteras”.
La Alondra Dupont o Ricotí, como también se la apellida, no comenzó a ser citada por los ornitólogos españoles hasta la década de los 80 del siglo pasado. No era, sin embargo, una desconocida en España puesto que ya fue mencionada en distintos tratados de finales del siglo XIX y principios del XX como ‘Certhilauda duponti’, nombre que hace referencia a su característico pico que recuerda al de los agateadores. Más recientemente se publicaron nuevas citas e incluso se confirmó su reproducción, lo que no impidió que se considerase un “visitante muy raro procedente del Norte de África”, área en la que se le consideraba restringida. Estas ideas, divulgadas por las Guías de Campo, fueron unánimemente aceptadas hasta principios de los 80 del siglo XX, cuando la proliferación de citas hace sospechar que la realidad podría ser bien distinta.
Ante este confuso panorama, la SEO llevó a cabo durante 1988 un estudio con objeto de esclarecer el status y distribución de la Alondra Dupont en nuestro país, encuadrado en el proyecto de conservación y divulgación de las estepas ibéricas, promovido por la entonces Comunidad Económica Europea. Los resultados obtenidos fueron bastante sorprendentes, y confirmaron definitivamente la existencia de una población ibérica que, según los datos obtenidos hasta el momento, estaría formada por unos 13.000 individuos, repartidos por unas 50 localidades de la mitad oriental de la Península.
Características.
La Alondra Dupont pasa casi desapercibida, se la distingue fundamentalmente por su canto original. No supera los 19 centímetros y se asemeja a la Alondra Común, aunque tiene un pico más largo y en curva y en la cabeza destaca una franja clara muy visible.
Adolfo Aragües, estudioso de esta ave, explica sobre su comportamiento que “es un pájaro cuya actividad tiene unas tendencias matutinas y vespertinas. Se escucha su canto preferentemente desde antes del amanecer hasta las 10 u 11 horas. En las horas centrales del día su actividad desciende considerablemente para volver a manifestarse al amanecer. Canta por las noches, sobre todo en aquellas que son despejadas y sin viento.” Aragües añade como factor para el descenso de este tipo de alondra, la desaparición de los ganados de ovino y ofrece un panorama desolador, “los nuevos regadíos, las gigantescas obras de infraestructura, la política agraria comunitaria, están suponiendo una modificación definitiva no sólo de uno de los medios naturales más antiguos y ricos, sino también la pérdida de uno de los paisajes más singulares de Europa, y lo que es peor, la desaparición del más diferenciado y definitorio”.
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